lunes, 13 de octubre de 2008

¿La hoguera de las vanidades?

El mercado es el mejor sistema conocido, hasta el momento, para regular la producción y distribución de bienes y servicios. Sin embargo, resulta necesario cierto grado de control y una regulación por parte de los estados que garantice su funcionamiento transparente y eficiente, evitando su tendencia a los clásicos fallos asociados a la lógica de la acción colectiva y a las diversas manifestaciones en economía de las conocidas teorías de los juegos. Deseo puntualizar que el que sea el mejor sistema conocido hasta el momento no significa que sea el mejor posible y no debamos aspirar a más.

Resultaría, de no ser por lo trágico de la situación para muchas economías familiares en EEUU y en la UE, divertido ver como los neoliberales del laissez faire más darwinistas de Wall Street, herederos directos de las ideas de Herbert Spencer, y sus seguidores en acciones y predicamentos en la UE y en España, claman ahora por el intervencionismo estatal en forma de inyecciones de fondos por parte de los Bancos Centrales para salvar la situación financiera del desastre al que su falta de ética les ha abocado.

¡Después de tantos años conspirando por reducir los Estados, especialmente los de bienestar, y al poder político verdaderamente democrático a su mínima expresión, exigen ahora que éstos acudan a su socorro!
Me darían pena si no fuera por el hambre, la miseria y las guerras que sus manipulaciones provocan a escala global y la grave amenaza que representan para las democracias en el mundo.

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