Leo con algo más que preocupación las intenciones del presidente de la CEOE para con los restos del estado de bienestar que nos va quedando y para con la protección social de los ciudadanos.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha propuesto al Gobierno reducir las prestaciones por desempleo y su duración ya que ello puede condenar, según sus propias palabras, al “paro perpetuo” a muchísimos trabajadores. Al mismo tiempo pretenden reducir tanto el salario mínimo como los mínimos salariales de los convenios. Según Díaz Ferrán, la intención es "no trasladar a la gente el mensaje de tomárselo con calma y evitar que se prolonguen las elevadas cifras de desempleo”
Claro está que otros, menos ingenuos o tal vez menos manipulados informativamente, podríamos pensar que lo que realmente pretende el anti modelo de buen gestor empresarial Díaz-Ferrán, junto con el entramado de intereses a los que representa, es obligar a los trabajadores a aceptar condiciones de trabajo abusivas y salarios leoninos al no poderse acoger a la tabla de supervivencia que supone el seguro de desempleo para aquellos que han perdido su trabajo, bien por extinción del contrato, bien por despido improcedente, ERE o similares, bien porque los han obligado a marcharse haciéndoles la vida imposible en su puesto o bien porque se forman y preparan para evolucionar en su carrera profesional o intentar ocuparse en una empresa gestionada por verdaderos empresarios y no por meros explotadores de recursos.
La CEOE considera también que las prestaciones por desempleo y el tiempo de percepción de las mismas son más elevadas en España que en otros países.
Esto seguramente sea cierto si nos comparamos con China, Taiwán, La India, Paquistán, Estados Unidos o Corea del Sur (salvando otras diferencias entre ellos tanto relativas como absolutas) pero me temo que es rotundamente falso si nos comparamos con Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia o incluso Alemania y Holanda. Todo depende del modelo de producción y el modelo de sociedad que el Señor Díaz –Ferrán pretenda para España y la Unión. Al parecer cree más rentable para los empresarios a los que teóricamente representa, acercarnos paulatinamente al modelo de producción extensivo en mano de obra cuasi esclava y de bajo valor añadido que a los modelos industriales de alta productividad, innovación y calidad en la producción manufacturera, de los países más desarrollados tanto económica como cultural y socialmente hablando. Supongo también que es plenamente consciente, aunque esto, por supuesto, no lo diga de que los aumentos del PIB y la reducción del desempleo conseguidos a través de la disminución de la protección de los trabajadores y la rebaja de los salarios revierten en su mayor parte al quintil de renta más elevada de la población mientras que los niveles de pobreza, tanto relativa como absoluta, aumentan incluso entre las personas con empleo a tiempo completo (como ocurrió en la era Reagan en EEUU) agrandando las diferencias de renta y riqueza dentro de la sociedad.
Del mismo modo, la patronal considera que el desempleo es un desencadenante de los problemas del sistema financiero. "De poco sirve arreglar los problemas que tienen que ver con el crédito promotor si no se arregla el problema del paro", argumentan. "Es imprescindible tener una población asalariada con confianza en el futuro y un sistema financiero con confianza en que los préstamos que conceda a la población asalariada serán devueltos".
El clímax en la manipulación se alcanza cuando Díaz – Ferrán pretende achacar entre líneas a los trabajadores en paro los problemas del sector financiero y la burbuja inmobiliaria como si hubiesen sido ellos los que comercializaron y concedieron préstamos sin las debidas garantías de solvencia estimulando y alimentando, en beneficio propio, la burbuja económica, paquetizando después los activos tóxicos generados para timar a los incautos a los que se los endosaban omitiendo explicaciones sobre el riesgo real del producto financiero que les vendían.
Eso sí, curiosamente, esta caterva de ultraliberales, tan molestos con la seguridad y las prestaciones a los trabajadores garantizadas por lo que a ellos gusta denominar un Estado intervencionista y distorsionador del mercado, se muestran encantados de pedir a papá Estado que avale, garantice e inyecte fondos a un sistema financiero gestionado con falta de profesonalidad, transparencia, ética y vergüenza y del que tantos beneficios han sacado muchos de sus irresponsables gestores.
¿No os parece también paradójico que Díaz-Ferrán pretenda restaurar la confianza en el futuro de los trabajadores aumentando la incertidumbre y la precariedad laboral?
Supongo que el presidente de la CEOE así como el entramado de intereses corporativos a los que representan prefieren olvidar y hacer olvidar a la opinión pública que el paro no es sino una consecuencia de un tejido productivo, una cultura empresarial, unos sistemas de gestión y unos mercados ineficientes e ineficaces a la hora de producir bienes y servicios competitivos y a la hora de distribuir y asignar equitativamente las rentas generadas.
Espero que desde un gobierno, en teoría, progresista, nadie quiera olvidarlo.
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