martes, 29 de septiembre de 2009

IDEOLOGÍA ¿BITÁCORA O ESTORBO?



En momentos en los que la ideología, por encima de la habitual degradación e instrumentalización de la misma como subterfugio y artificio para hipnotizar a los crédulos en periodo electoral, se convierte en un  acusador  estorbo para la toma de decisiones improvisadas, cortoplacistas  y contradictorias orientadas a malversadas concepciones de eficiencia y eficacia, es cuando resulta más necesaria su reivindicación y apología. Sirva este breve resumen como recordatorio de los motivos por los cuales el contenido ideológico, en el amplio y profundo sentido del término, debe formar e informar al debate y la acción en política.
La ideología política es el conjunto de ideas que, con mayor o menor coherencia, proporcionan fundamento y sentido a la acción política. Las ideas que conforman las ideologías hacen referencia a una determinada concepción de la naturaleza humana, de la sociedad, del estado y del cambio social y político. Y especialmente, a la manera en que han de relacionarse entre sí estas distintas esferas.

Podemos considerar que las funciones básicas de la ideología son: LA EXPLICATIVA, que sirve para describir un determinado escenario político así como las diversas posiciones y roles de los actores políticos representados en escena;  LA EVALUATIVA, que ofrece un diagnóstico y análisis del escenario; LA ORIENTATIVA, que sitúa a los actores políticos en el mismo; y la PROGRAMÁTICA que traza un programa de acción para actuar políticamente frente a ese escenario.

Cumpliendo las funciones anteriormente reseñadas, la ideología es una visión del mundo multinivel y multidisciplinar cuyos distintos enfoques convergen bajo el prisma del imperativo ético en un primer estadio y culminan con la coherencia científica y/o filosófica de toda la estructura de pensamiento y acción políticos.

De todos modos, seguirá habiendo profesionales de la política para los cuales la ideología resulta un estorbo poco conveniente cuando no puede utilizarse como cortina de humo tras la cual ocultar las miserias cotidianas de una concepción transaccional de la vida pública ajena al Interés General.
Mi compromiso, afición, vocación y, espero que arte seguirán siempre siendo pugnar activamente porque el número de estos especímenes descienda sensiblemente en nuestra “Res Pública” al tiempo que se incrementa la saturación de políticos proactivos e ideológica y moralmente comprometidos con la ciudadanía, mientras Dios, el Demiurgo, el Arquitecto o, como a mí me gusta llamarle, el Programador me de salud y entereza de ánimo como para divertirme con la batalla.



1 comentario:

La Idea dijo...

Es por eso, mi querido V, que la ideología es hoy tan necesaria.

La intencionada pérdida de la misma dentro del debate político ha sido la que ha propiciado el apartheid de aquellas personas que podían realmente haber avanzado en las ideas base de los partidos y, a un tiempo, la que ha permitido la entrada y posterior ocupación de esos mismos partidos a sujetos sin mas objetivo que el del control de estos otrora instrumentos de la voluntad popular.

Salud (V)